miércoles

GENTE DEL SUR: ANTIGUOS HUILLICHES







Vestían de lana, con camisetas blancas o grises apegadas a la piel. Entre las piernas, y con las puntas ceñidas a la cintura, llevaban un gran paño también de lana. Sobre todo ellos el poncho, también de lana bien urdida, trabajado en grandes telares de madera que hasta hoy perduran. Las mujeres a esta última prenda, tal vez más amplia y de colores negruzcos, le aplicaban un cinturón, cayendo entonces como falda más abajo de las rodillas.
Ellas usaban trenzas; los varones ceñíanse el pelo con una huincha de cuero o de lana trenzada, pero lo mas frecuente, es que usaran sombrero como caperuzas de lana tejida, lo que todavía se arman a palillo.
De estatura relativamente pequeña. Tez mas bien clara, con los pómulos colorados; de aspecto rozagante tirando a rechoncho; cabellos oscuros al igual que los ojos, risueños, amables, vivaces; ingeniosos y pacíficos; laboriosos y alegres, de gran fortaleza física, capaces de trabajar durante horas y horas.
Las viviendas construidas con varas plantadas en tierra a modo de quincha de ramas, cubierta con paja o totora, eran levantadas en lugares secos, expuestos al sol, cercanos a alguna fuente de agua, próximos también a la orilla del mar. En este se encontraba el mercado que surte hasta hoy: cholgas, piures, erizos, picorocos, machas, tacas, cochayuyo, luche, navajuelas, quilquihuenes, locos, lapas, choros de diversas especies y gran variedad de peces, incluyendo los enormes cahueles o toninas.
Para pescar y trasladarse de una a otra isla se empleaba la dalca, embarcación confeccionada con tres tablas, una de las cuales hacia las veces de quilla. Alcanzaba esta embarcación hasta doce metros de longitud, siendo su ancho medio de unos 80 cms. Mediante el fuego daban a las tablas ciertas curvaturas para lograr proa y popa.
Aunque convenientemente “calafateado”, de todas maneras hacía algo de agua la que durante la travesía, era “achicada” por uno de los tripulantes. Otro, a popa y moviendo una paleta a modo de timón, daba a la embarcación su rumbo. Más tripulantes, tres a ocho, hacían de remeros usando paletas de madera. Con tal embarcación, los chilotes antiguos surcaban los golfos de Ancud, el Corcovado y el Canal de Chacao, sorteando temporales y corrientes.
Hacia el interior de las islas, algunos hulliches vivían de la agricultura y la explotación maderera. El cultivo principal era la papa. También sembraban maíz y quinoa. Los habitantes del interior comerciaban con los costinos, mediante el trueque de productos del mar, por objetos de madera, ropa y cosechas de los cultivos agropecuarios.

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